martes, 26 de agosto de 2014

Videntes


Ayer por la noche me dispuse a ver, tumbado en mi sofá, uno de esos programas de "predicciones exactas" que dan en la grandiosa TDT. La cosa es que esos programas tienen algo extraño que hace que te enganche. Posiblemente por algunas burradas que sueltan o por la facilidad que tienen para engañar a señoras, ya sean llamadas falsas o no (dos señoras consecutivas de Barcelona llamaron al programa diciendo que se llamaban Géminis y Sagitario, y lo mejor de todo es que sus signos eran distintos), decidí quedarme un rato a presenciar semejante espectáculo durante un breve espacio de tiempo. Y la verdad es que no defraudó.

El vidente en cuestión es el Maestro Joao. Desconozco el porqué de lo de "maestro". Lo mismo cuando era pequeño jugaba a las cartas de Yu-Gi-Oh! y era un crack, y decidió autodenominarse "maestro". O a lo mejor es profesor y por las noches le gusta ponerse la bufanda de su abuela (sí, es verano y el tío iba con una especie de bufanda de esas de lana que hacen las abuelas, pero con una especie de puntitos brillantes muy inquietantes). Sea por lo que sea, el señor llevaba una túnica negra con la dicha bufanda, un collar grandote circular (ese collar es la clave de algo, no tengo ni idea de qué, pero es la clave), y el anillo de su abuela. Llevando tantas cosas de su abuela, he podido llegar a la conclusión de que a lo mejor está poseído por el espíritu de su abuela, que tiene el contacto con el más allá, y le obliga al nieto a vestir así. Pero son simples hipótesis.

Bueno, empieza el show. Lo primero que me llama la atención es que tiene dos figuritas, una que parece ser de la Virgen con el niño, y otra que es la clave, un busto de Jesucristo. Porque amigos, este vidente es mandado por el mismísimo Vaticano, o tiene toda la pinta cuanto menos. Y en el momento en el que menos lo esperas, entra la primera llamada: Teresa, de Barcelona. Dice que tiene muchos problemas, mucho lío. Y le deja al vidente "libertad" para que decida qué hacer con su vida. Mal. Porque ahora el vidente sabe todo. Si fuera vidente vidente, de los videntes de toda la vida, no le haría falta preguntar ni el nombre, ni la edad, ni el signo, ni si mi primo es fan de Fernando Alonso. Porque un vidente de verdad lo sabría. O al menos que hiciera como las pitonisas del Oráculo de Delfos, que hacían predicciones tipo "pronto encontrarás el sendero". Pero no, ellos viven al límite. Se la juegan. Y por ello hacen predicciones tipo "echa una rebequita en el coche, que lo mismo el domingo refresca", pero más a lo grande.

Pero no nos desviemos del tema, y volvamos con el caso de Teresa de Barcelona. El vidente saca una primera baraja de santos. Y le sale San Agustín. Dice que eso significa "que busca respuestas". Qué casualidad oiga. Justo le dice la señora que necesita respuestas, y le sale el santo que dice que busca respuestas. Y luego saca una segunda baraja, estilo española pero a lo paranormal. Él dice que sale la sota de espadas. Pinchan el plano cenital y ahí no hay sota de espadas. Ahí hay una señora con un bebé, una especie de río y una cosa que sujeta un círculo. Que a lo mejor algo de eso es la sota de espadas, no lo sé. Pero que saque una baraja más sencillita...

A lo largo del rato que lo estuve viendo, llamarán tres señoras más, pero nos centraremos en dos particularmente, las conocidas como "Géminis y Sagitario". A la primera le inquieta que no pueda vender un piso que tiene alquilado hasta diciembre. El "maestro" (o sus cartas) pronostica que próximamente tendrá "una entrada de dinero". No se ha arriesgado mucho, eh... Y con la segunda todavía menos. Señora mayor, que dice que hace poco se le murió un pariente cercano femenino (no recuerdo ahora exactamente de quién se trataba). El vidente se la juega, y dice que "un ente masculino" le protege. Hay que tener en cuenta que la señora tiene 70 años, por lo que mucho no se la jugó... y claro... ¡bingo! La señora dice que se le murieron tanto el padre como el marido. Da una chapa y el vidente vuelve a jugársela: "es el padre, es el padre", apunta. Lógico, ya que es la señora la primera que menciona la posibilidad de que sea el padre porque había sido muy protector con ella. Pero al tío se le ve contento con su predicción.

Con todo ello he conseguido extraer una conclusión: cualquiera que sepa hablar sin parar, tenga unas cortinas en casa, un collar hortera, una bufanda de su abuela y dos barajas (una española y otra del UNO), puede ser vidente. Si os lo proponéis, podéis. Ánimo.

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